
Su hermana Morgana añade en la misma línea: “La verdad es que el discurso de papá era un secreto absoluto. Álvaro y Gonzalo fueron los únicos que lo habían leído. No sé si aceptó sugerencias de mis hermanos, pero lo fue transformando”.
Por supuesto, quien no debía acceder al discurso era la esposa del Nobel, Patricia. “Ella quería ver el texto y nosotros le decíamos que no podía”, recuerda Álvaro. Era una situación ambigua, pues enterarse de que ella no podía saber del tema ya era una pequeña pista de que algo en las líneas del discurso la incluía. “Fue un pequeño drama familiar el que vivimos” añade Álvaro.
Hasta ayer a las 11:30 a.m. (hora peruana), el contenido del discurso era un secreto protegido por el escritor peruano y por la Fundación Nobel bajo 7 llaves. Cuando el Nobel entregó con anticipación el original de su discurso titulado “Elogio de la lectura y la ficción” en castellano, la fundación Nobel procedió a traducirlo al sueco, inglés, francés y alemán. Peter Landelius, traductor oficial al sueco de Vargas Llosa, calificó el tema de esta forma: “Lo del discurso es verdaderamente un secreto de Estado”. Finalmente, copias del texto fueron repartidas a cada asistente a la lectura del Nobel peruano. Un dato para la anécdota: En la carátula de la impresión del discurso hay una errata: Mario Vargas Llosa: “*Elegio* de la lectura y la ficción”, dice en grandes caracteres. Ya sabemos: errores suceden hasta en la Academia Sueca.
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