Durante el periodo Paleolítico (200.000 años a.C), el hombre basaba su alimentación en la caza y la recolección. Su dieta consistía en carnes, insectos, frutas, vegetales (no legumbres), hongos, pescado, raíces y algunos frutos secos. Los animales no se alimentaban con granos y las verduras no se alteraban genéticamente, como se hace ahora.
Miles de años después, con la llegada del Neolítico (7.000 a. C. a 4.000 a. C.), el hombre aprendió diferentes técnicas y su modo de conseguir alimentos iba de la mano con la agricultura y la ganadería. Según un artículo publicado por la página web Cukmi, estas serían algunas de las causas de la aparición de algunas enfermedades occidentales (infartos, accidentes cerebrovasculares, diabetes, obesidad, alta presión sanguínea, entre otras).
La publicación cita al gastroenterólogo Walter L Voegtlin que, en su libro “The stone Age diet” (La dieta de la edad de piedra), señala que “el organismo del hombre moderno no está adaptado aún al tipo de comida que consume. Entonces, es recomendable seguir la original dieta paleolítica para tener una mejor salud”.
Al parecer la inclusión de lácteos, cereales, aceites procesados, azúcares refinados y carnes obtenidas de animales alimentados con granos, guardan una estrecha relación con estos males.
Incluso otro especialista, Staffan Lindeberg, comprobó que “una tribu cercana a Nueva Guinea que aún sostiene hábitos de caza y recolección mostraba una disminución muy significativa en la presencia de esas enfermedades e incluso la ausencia total de algunas de ellas”, señala la web.
La bibliografía escrita sobre la dieta paleolítica o también conocida como la “dieta del hombre de las cavernas” es amplia. Inclusive en Internet circulan una serie platos y preparaciones que se ciñen a este régimen.
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